domingo, 30 de septiembre de 2012

Uno de los problemas ortográficos de la vida es no saber donde poner un punto final.

Un sabio hombre se puso adelante de un público y contó un chiste, todos se rieron como locos.
Después de un momento, el volvió a contar el mismo chiste otra vez y rieron menos personas. Después una vez más y otra vez más, finalmente ya nadie se reía. Entonces el sabio dijo: ''No te puedes reir de la misma broma una y otra vez,pero.. ¿porque puedes seguir llorarando por lo mismo una y otra vez?''

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