miércoles, 5 de diciembre de 2012

Pensar que todo ser humano quiere tocar el cielo con las manos y yo lo estoy abrazando.

Una vez más comprendí hasta que punto la felicidad terrenal esta echa a la medida del ser humano. No es un ave rara a la que debemos perseguir un momento en el cielo y al siguiente en nuestra mente. La felicidad es una ave domestica que se encuentra en el patio de nuestra propia casa.

Que atrevidos los que dicen que no puedo ser feliz!

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