lunes, 15 de octubre de 2012

La vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir.

De todo lo vivido aprendí. Lastime, me lastimaron y así aprendí a perdonar y a pedir perdón. Aprendí a querer y a dejarme querer pero sobre todo a quererme. Aprendí que hasta el agua más pura y clara puede venir contaminada. Tuve la sensación de tocar el cielo con las manos y después caer bruzcamente sobre el suelo, y así supe ilusionarme y desilusionarme. Aprendí a sufrir. LLoré por un amor incorrespondido y así aprendí que nunca se olvida que siempre se supera. Despúes de un tiempo comprendí que el final de una historia da lugar a un nuevo comienzo, así aprendí a no rendirme nunca. Tambíen aprendí que el cielo puede estar en el infierno cuando ves a un amigo reír. Aprendí a no confundir un amigo con una persona que solo me hacia reír.Que en los momentos más dificiles aparecen quienes de verdad son tus amigos. También perdí cosas en el camino y eso me enseño a valorar las pequeñas cosas que te da la vida día a día. Aprendí a reírme de mi, que para adquirir un excelente sentido del humor el primer paso es aprender a reirse de uno mismo. Que cuando uno siente dolor, no necesita ser un dolor para los demás. Que sobre todo hay que ser feliz, no le encuentro otro proposito a la vida que ser feliz. Y que todavía tengo mucho por aprender.
(R.G)

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